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dimecres, 16 de juliol del 2008

D. O. VAL DI FIEMME




D.O. VAL DI FIEMME


publicat a la revista DOCE NOTAS el febrer 2008

Los famosos mercaderes venecianos tenían en su legendaria flota marítima el transporte ideal para el comercio hacia otros puertos, y así poder cambiar y vender sus preciados géneros. No solamente importaban sedas, especias y otros bienes, sino que también exportaban, entre muchas otras cosas, materia prima de la máxima calidad y de cosecha propia. A menos de doscientos kilómetros al norte de Venecia, en plenos Dolomitas, existe un bosque mítico y mágico – pero real – que es uno de los tesoros más bien guardados en la retaguardia de la ciudad de los canales. Allí se encuentra el mejor abeto del mundo, con el que llegaron a construir obras maestras los luthieres cremoneses del siglo XVIII y con el que se siguen construyendo grandes instrumentos hoy día.


En busca de los árboles sonoros

A medida que uno va conduciendo desde Venecia hacia el norte, el paisaje deja de ser llano y cultivado para tornarse progresivamente montañoso y lleno de frondosos bosques. En menos de dos horas, el paisaje cambia tan radicalmente que los canales quedan pronto en el olvido. En la región de Trento, concretamente en la pequeña localidad de Cavalese, encontramos el parque natural Paneveggio – Pale di San Martino.
El parque natural de Paneveggio - Pale di San Martino tiene una extensión de unas 2800 ha., la mayoría de las cuales, un 85 %, cubiertas de frondosos bosques de abeto rojo (picea abies). El parque está absolutamente controlado por una entidad municipal que regula la cantidad de madera que puede ser cortada cada año y que se encarga de todo el proceso de gestión, desde el apeado de los tronco hasta el corte y secado de la madera ya preparada y posterior comercialización.
Se calcula que la dotación actual del bosque es de unos 600.000 metros cúbicos de madera. Cada año el bosque crece unos 12.000 metros cúbicos, de los cuales un poco más de la mitad llega a ser cortada (unos 6000 m3), mientras que el resto pasa a enriquecer el bosque.
Toda la madera que se corta anualmente pasa un control de calidad muy riguroso, de forma que la selección realizada diversifica los destinos: desde muebles de más o menos calidad o carpintería en general hasta los instrumentos de música. La madera destinada a la construcción de tapas armónicas para instrumentos de música, conocida como madera de resonancia, representa solamente un 0,5% de la madera cortada anualmente. Ello se debe al alto grado de exigencia al que está sometida y por un riguroso control de calidad. Veamos porqué.


¿Por qué el abeto rojo de Paneveggio?

Hoy día se utilizan, lógicamente, técnicas modernas para la medición y catalogación de la calidad de la madera en referencia a la transmisión de las ondas sonoras. En cada paso, desde el apeo, troceado, estacionamiento, catalogación y medición, hay un especialista que determina las calidades y su posterior uso y destino. Se utilizan osciloscopios y el luchimetro pieza por pieza, así como ultrasonidos en sentido longitudinal (paralelo a la fibra) y transversal (perpendicular a la fibra). La diferencia del comportamiento y el resultado en relación a las dos dimensiones es fuertemente acentuada en la madera de resonancia procedente de Paneveggio.
Evidentemente no todo el mundo utiliza o ha utilizado el abeto de esta famosa denominación de origen. Hay muchas otras especies y orígenes que sirven perfectamente, pero de entre todas, la de Paneveggio tiene unas condiciones físicas y sobretodo acústicas superiores a la mediana.



En Europa hay muchas otras denominaciones de origen cualificadas de abeto rojo de resonancia, que cumplen las características requeridas para la construcción de instrumentos de música:

Tarvisio, Latemar y Paneveggio en italia
Mittenwald y Bayerischer Wald en Alemania
Klostertal y Risould en Suiza
Pokiuka en Eslovenia
Zakopane en Polonia



El bosque de los violines

Aunque el bosque de abeto puede alcanzar cotas muy diversas, a partir de unos 1000 metros de altura sobre el nivel del mar, la mejor madera se encuentra entre las cotas 1450 y 2050 metros de altura. Sobretodo en las cotas más altas de los bosques de Paneveggio, el período vegetativo es muy breve a consecuencia de la rigidez del clima. La madera de resonancia se obtiene de los árboles que han crecido en una situación óptima de clima de alta montaña. Los anillos de crecimiento primaverales son los más desarrollados debido a que la duración estimada del mencionado período vegetativo es de solo 100 días al año - , asociada a la abundante pluviometría de los meses de verano, determinan un crecimiento lento pero regular de los árboles. Gracias a estas condiciones ambientales tan particulares, la madera del abeto rojo se presenta elástica y compacta, con anillos de crecimiento anuales muy estrechos, provisto de pocos nudos, con fibra y veteado muy recta y textura fina, de peso específico bajo, elasticidad y estabilidad dimensional, poca resistencia al trabajo y óptima relación peso /resistencia. Dichas características determinan el alto aprecio técnico y justifican su demanda específica entre los luthieres.
No solamente el clima sino también el sustrato es especialmente rico y adecuado para el correcto crecimiento del abeto rojo. Muchos ejemplares están alrededor de los 20-30 metros de altura, aunque un porcentaje bastante significativo supera los 45 metros de altura y los 2,5 de diámetro.
Selección y calidad


Los troncos seleccionados de los que se saca la madera de resonancia suelen tener más de 50-60 cm. de diámetro, lo que significa que en árboles de las características climatológicas y geográficas mencionadas anteriormente vienen a tener de 150 a 200 años de antigüedad. De los mejores troncos se utiliza solamente una parte de la sección, en cortes radiales, donde los anillos son perfectamente paralelos, mientas que la parte central se desecha por inútil en el sentido acústico. La longitud del corte en bruto para los instrumentos de música puede variar dependiendo de a qué instrumento vaya destinada: unos 45 cm. para el violín, unos 50 cm. para la viola, sobre 90 cm. para el violoncello y unos 130 cm. para el contrabajo.
Además, los troncos seleccionados deben cumplir los siguientes requisitos visuales para posteriormente llegar a ser (o no) cortados: troncos rectos, cilíndricos, sin nudos (pocos nudos muy pequeños), veteado recto, perfectamente sanos (sin ataques de insectos ni hongos) (para información complementaria ver los artículos titulados “la madera y los instrumentos“, en los doce notas nº 39 pp. 26-29, nº 40 pp. 20-22 y nº 41 pp. 32-34 )
Una de las características visuales y físicas de la madera que proviene de Paneveggio es las llamadas “indentaturas “, pequeñas muescas que son muy evidentes en el corte de testa o visto de frente, con la veta en sentido longitudinal.
El mejor tiempo para abatir los troncos es a finales de otoño, cuando el árbol ha cesado su actividad vegetativa y es menos rico en líquidos y sustancias nutritivas. También se tienen en cuenta las fases lunares para abatir los mejores ejemplares. Una vez abatidos son almacenados al aire libre durante una temporada, siempre a pie del mismo bosque a causa de las particulares condiciones climáticas y evitar cambios bruscos que pudieran resquebrajar o secar la madera de forma demasiado rápida. Luego se estaciona ya debidamente cortado y seccionado en cortes radiales en un pequeño local, también a pie del mismo bosque, por un período que oscila en un mínimo de 2 y un máximo de 6 años. Después de este período la madera ya está lista para ser trabajada.


Un poco de historia

La calidad de la madera de abeto de Paneveggio es conocida desde la Edad Media, pero los documentos más antiguos que atestiguan las normas y reglas para su corte y suministro están fechados a finales del siglo XV. El transporte hasta Venecia se realizaba de la forma tradicional en aquellos tiempos: ya en el bosque se aprovechaban los torrentes naturales, de modo que éstos se reforzaban con piedras a modo de calzada cóncava. Así, al paso del agua, los troncos eran arrastrados con el menor daño posible torrente hacia abajo hasta los afluentes principales. El cauce y desnivel de estas canalizaciones estaba calculado para que la velocidad de descenso fuera controlable. Después de los torrentes pasaban a los afluentes y a los ríos principales: el Vanoi, el Brenta, el Piave y el Cismon, hasta llegar a los depósitos y almacenes portuarios. Diversos canales navegables conectaban el Brenta con Pádova y Venecia, así los troncos eran más fáciles de transportar de un sitio a otro. Todo éste sistema de transporte fluvial se utilizó hasta bien entrado el siglo XX, debido a que las comunicaciones por carretera eran extremadamente deficientes.
Para comprender plenamente el trabajo que muchas especialistas han ido realizando paso a paso hasta llegar a entregarnos el instrumento con el que tocamos, es importante conocer este precioso recorrido que empieza en pleno bosque y termina en el taller de un luthier.